El cambio de ciclo institucional llega en un momento clave para la Unión Europea (UE) y para el mundo. La crisis climática, el aumento de las desigualdades, el recrudecimiento de los conflictos y la consiguiente escalada armamentística, la erosión del multilateralismo, la inseguridad alimentaria o el auge de movimientos políticos y sociales contrarios a los valores que inspiraron la fundación de la propia UE son solo algunos de los numerosos desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad global.
Recientemente, el diario POLITICO publicaba la filtración del borrador del ‘Libro Informativo’ (draft ‘Briefing Book’, en inglés) de DG INTPA, la Dirección General de Asociaciones Internacionales (International Partnerships, en inglés) de la Comisión Europea. En este documento, se deja claro que la hoja de ruta que debe guiar el rumbo -no solo de DG INTPA, sino de la Comisión Europea- entre 2024 y 2029 es la estrategia Global Gateway, con el objetivo de priorizar la seguridad y competitividad económica e industrial de la UE.
Desde La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo lamentamos que la UE prime sus intereses económicos, geopolíticos, securitarios y energéticos frente a la apuesta por una agenda comprometida con la defensa de los derechos humanos y el desarrollo sostenible que ponga en el centro a las personas y el planeta. Y no deja de resultarnos paradójico que el departamento del que nace una propuesta tan alejada de los valores fundacionales de la UE sea precisamente el encargado de “elaborar la política de asociaciones internacionales y desarrollo” y “cuyo objetivo último es reducir la pobreza, garantizar el desarrollo sostenible e impulsar la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho en todo el mundo”.
Nos sumamos también a los posicionamientos de las redes europeas CONCORD Europe y VOICE quienes ya han manifestado su desacuerdo con esta agenda y reivindican un “compromiso inmediato de la Comisión Europea para realinear sus esfuerzos de cooperación internacional con los Objetivos de Desarrollo Sostenible” y en el caso de los contextos más frágiles, en riesgo de sufrir crisis humanitarias o que ya las sufren, desarrollar una “estrategia coherente para trabajar eficazmente en ellos y evitar que estas situaciones desemboquen en desastres humanitarios”.
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