En la actualidad, las personas migrantes y refugiadas se enfrentan a una creciente hostilidad en las fronteras de Europa y sus derechos humanos se ven amenazados. Además, cuando consiguen llegar, encaran trabas para acceder al sistema de protección y discriminación en el disfrute de derechos tan básicos como la vivienda, la educación o la sanidad. 

La Coordinadora y las organizaciones firmantes consideran que los países de la Unión Europea (UE) deben compartir la  responsabilidad de la recepción y protección de las personas que buscan refugio  dentro de sus fronteras, asegurando condiciones de vida dignas y rutas seguras.  

Por eso, es necesario que todos los países europeos trabajen conjuntamente para crear un sistema de asilo basado en la solidaridad.

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El fallido sistema de Dublín 

El conocido sistema de Dublín establece que el primer país de llegada es el responsable del procedimiento de acogida y asilo. Esto impone una responsabilidad desproporcionada a países como España, Grecia o Italia, que reciben un elevado número de personas, mientras que el resto de Estados no tienen un compromiso obligatorio de solidaridad ni de reubicación. 

El resultado es una política de disuasión y devoluciones en las fronteras que obliga a las personas a encaminarse por rutas más peligrosas hacia la UE en su búsqueda de seguridad.

 

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