“Cuenten con nosotros para la paz, jamás para la guerra”, fue el mensaje que el gobernador suplente del Resguardo Awá Inda Sabaleta dijo dos semanas antes de morir. El día que ocurrió su asesinato grupos armados irrumpieron en una reunión de la comunidad Awá donde se estaba abordando la situación de derechos humanos de la región colombiana. Junto a él fueron asesinadas otras dos personas y varias resultaron heridas. La masacre del 3 de julio viene a corroborar un hecho que los datos muestran de forma clara. Colombia ha registrado el asesinato de 216 líderes y lideresas sociales durante 2022, según informó a principios de 2023 la Defensoría del Pueblo. La cifra es la más alta desde 2016, año en el que el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) inició el registro sistemático de estos crímenes. Representa un incremento del 49% con respecto a 2021, cuando se registraron 145 delitos de este tipo.
El mensaje que lanzó Orlando dos semanas antes de su asesinato, es el sueño compartido por los habitantes del pueblo Awá, un territorio indígena geoestratégico con salida al mar Pacífico y frontera con Ecuador. Aura López, consejera Awá y representante de la Unidad Indígena del Pueblo Awá (UNIPA), proveniente del Departamento de Nariño (Colombia), ha estado de gira por Europa de mano del Movimiento por la Paz para alzar la voz sobre la situación cada vez más asfixiante en la que vive el territorio. Grupos armados, cultivos ilegales, campos minados y el reclutamiento forzoso de personas, sobre todo jóvenes, se convierten en problemáticas a las que las comunidades tienen que hacer frente. “Nos unimos, hacemos mingas (encuentros de 1000 0 2000 personas), nos organizamos para que las personas sigan en sus casas, en sus territorios, en los ríos y tierras que cuidamos. Pero es imprescindible que no nos dejen solos que nos sigan acompañando en nuestro fortalecimiento” afirma.
Conversamos con Aura de las estrategias que el pueblo Awá y en concreto, las mujeres, están poniendo en marcha para hacer frente a este contexto. De cómo las mujeres Awá han sido fieles defensoras del Wat Uzan (el vivir bonito) o lo que otros pueblos denominan el “buen vivir”.
P. Una investigación realizada por el medio de comunicación independiente, La Silla Vacía, y basada en las ONG Indepaz, Somos Defensores y la Jurisdicción Especial para La Paz, arrojaba a la luz que el 2022 fue el año con más asesinatos de líderes desde que se firmó el acuerdo de paz en 2016: por lo menos 198 líderes, de los cuales uno de los municipios más castigados fue Nariño (18), de donde usted proviene. ¿Cuáles son las causas de este aumento?
R. Desde que se inició el proceso de paz, la situación en nuestro territorio ha empeorado. Los Acuerdos de Paz con las FARC no fueron construidos desde un pensamiento de los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes. Desde que salieron las FARC de nuestros territorios han quedado muchos grupos que no hicieron parte de este proceso de reconciliación y esto ha provocado que en el territorio haya más violencia, más masacres, amenazas, muerte a líderes, más reclutamiento forzado, más minas antipersonas y más daños ambientales al territorio. Como pueblo Awá consideramos que el territorio también es víctima, porque ahí está todo: nuestra vida, nuestra protección de los espíritus, nuestros lugares sagrados. En Nariño hay 14 grupos que se disputan el territorio: actores armados, fuerza pública( policía) todos revueltos ahí… Es muy preocupante, porque estos grupos criminales llegan y no se puede dialogar y no les importa matar a mujeres embarazadas, niños. Tienen mucho poder y además están preparados para la guerra. Una situación que desde la UNIPA y las ONGs venimos denunciando tanto al gobierno anterior como al actual.
P. En un contexto donde se lucha cada día entre la vida y la muerte, ¿cuáles son las estrategias y los medios que se ponen en marcha para permanecer en el territorio y preservar la cultura y las tradiciones del pueblo Awa?
R. Nosotros llevamos un camino de autoprotección. Es muy importante la parte espiritual, el trabajo con los mayores, las niñas y niños, fortalecer todo lo que tiene que ver con la Guardia Indígena. Esto último significa formar desde muy niño hasta joven en la protección del territorio. De esta manera, las autoridades, gobernadores y líderes preservan el control de territorial dentro de sus resguardos. La estrategia es permanecer como UNIPA, donde se asocian 32 resguardos que ejercen cada gobernador y cada líder con su correspondiente guardia indígena. El objetivo que perseguimos con esta organización es poner en marcha otras rutas con el fin de que no haya el reclutamiento, no existan más masacre, no haya el desplazamiento forzado, finalizar con la minera ilegal, se acabe con el tema del aumento de cultivos ilícitos, el cual nos afecta de manera directa en la soberanía alimentaria y en nuestra propia alimentación. Toda esta situación impacta de forma directa en lo que nosotros llamamos Wat Uzan o el buen vivir.
Ponemos en marcha proyectos productivos, seguridad alimentaria, comercialización y transformación de los productos. En 2017 creamos pequeñas asociaciones de productoras donde formamos a las mujeres a comercializar sus productos. Estos talleres prácticos y técnicos han permitido generar ingresos económicos, diferente a la coca. Estas iniciativas hacen que las mujeres que han quedado viudas, niños, niñas y jóvenes huérfanas por el conflicto permanezcan en el territorio y consigan oportunidades de trabajo y no se dejen convencer en formar parte de un grupo armado. Así, de esta manera hemos conseguido que por ejemplo madres de familia emprendan proyectos que fortalezcan nuestra seguridad alimentaria y que quede una capacidad de conocimiento instalada en cada mujer y en cada resguardo. Se fomenta además en la infancia y la juventud acciones culturales y la preservación de nuestra lengua.
«Aunque hay un gobierno de cambio que habla de una paz total, nosotros no lo sentimos porque está en silencio ante las muertes que ocurren cada mes».
Estas estrategias también se trasladan para trabajar el tema de las minas. Nuestro territorio es uno de los más minado. En la actualidad, mucha gente de nuestras comunidades están muriendo por esto, dejando a niños y niñas huérfanas. Con la impartición de talleres, nuestra intención es hacer algo desde lo civil en vez de por la fuerza pública.
P. ¿Qué impacto han tenido en las mujeres todas estas estrategias que se han puesto en marcha en su territorios?
R. En el conflicto armado de Colombia las mujeres son las más afectadas, junto con la infancia. Si el esposo se iba o lo mataban, las mujeres tenían que hacer frente ellas solas a la crianza de sus hijos. Gracias a la puesta en marcha de talleres productivos y a un acompañamiento constante a la familia hemos conseguido que las mujeres puedan administrar sus negocios, que se conviertan en líderes, en fuertes gobernadoras y consejeras; puedan ejecutar proyectos y plantear iniciativas. Nos defendemos, somos más independientes. Así conseguimos que no haya tanta violencia basada en género.
P. Una de sus principales luchas ha sido contra el reclutamiento forzado de menores por parte de grupos armados ¿Cómo se combate esta problemática? ¿Cómo es el trabajo que se hace con la juventud?
R. Este tema en Colombia es muy fuerte. Intentamos hacer formación en los jóvenes en diferentes aspectos, en diferentes sueños. Desde la Consejería de Educación de UNIPA se dota a los jóvenes de un kit escolar, ya que muchos menores quieren estudiar pero no tienen la posibilidad de comprar un uniforme, un zapato. De esta manera los estudiantes se motivan. Otro de los aspectos que se apoya es en el tema de los transportes y los albergues. Algunos resguardos son poco accesibles y en ocasiones no hay vías de acceso fáciles para salir. Por ello, existen albergues de la UNIPA, donde hay profesores, se hacen dinámicas, talleres en la sensibilización y en la importancia de qué es un territorio, no dejarlo, en cómo afecta el conflicto armado del territorio, entre otros temas. Además a la infancia y juventud de nuestras comunidades les gusta mucho el fútbol y la danza y desde la UNIPA les intentamos apoyar para que puedan salir a bailar a otros lugares del país o bien tan solo que puedan tener espacios adecuados para que puedan jugar al fútbol, sin embargo no existen las herramientas suficientes.
Y algo muy importante que incidimos en la juventud es el tema de la autoprotección y lo espiritual. Son como unas alertas tempranas que una persona tiene que tener para saber cómo con quién debe de andar y cuándo hay que hablar.
P. Esta semana se celebra el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer ¿qué acciones se llevan a cabo desde el pueblo Awà en la defensa de los derechos de las mujeres?
R. Trabajamos el tema de la violencia basada en género con capacitaciones que se hacen dentro de los territorios de forma constante en cada uno de los resguardos. Hay un equipo permanente para fortalecer toda la parte cultural y política. Se habla de la autoprotección, existen psicólogos y médicos tradicionales que se articulan para armonizar en la familia cuando hay problemas internos y apoyar de forma específica a las mujeres en la pérdida de un hijo o por algún familiar muerto con una mina.
Tenemos además un equipo que es jurídico, con una abogada que atiende estos casos. Esto venía gracias a un proyecto de la AECID, pero ahora finaliza y estamos preocupados porque todo este personal es el que le hace un acompañamiento más estrecho a las mujeres.
«Como pueblo Awá consideramos que el territorio también es víctima, porque ahí está todo: nuestra vida, nuestra protección de los espíritus, nuestros lugares sagrados».
Pero sin lugar a dudas, donde estamos poniendo toda la fuerza para tratar la violencia basada en género es en el fortalecimiento de las iniciativas propias. Es una iniciativa donde se implica a toda la familia, donde se genera ingresos, donde se mitiga el impacto del conflicto armado. Seguimos buscando una comercialización hacia fuera, que esos productos tengan unas etiquetas y sellos propios.
En la actualidad tenemos 10 asociaciones donde la mayoría están encabezadas por mujeres. Yo también soy cabeza de familia y en Colombia eso es muy duro. Emprender iniciativas propias en medio de un conflicto armado es muy difícil.
P. ¿Qué significa que Francia Márquez se haya convertido en la vicepresidenta de la República de Colombia, siendo la segunda mujer y primera afrodescendiente en ocupar el cargo?
Estamos muy contentas de que haya llegado al poder una mujer afrodescendiente porque han sufrido la violencia al igual que nosotras. Aunque nuestros pensamientos sean diferentes, el conflicto armado es una situación que sufrimos. Es un buen momento para las mujeres y para que nuestro pueblo tenga esa voz allá arriba; visibilizar a otros gobiernos y Estados el sufrimiento que tenemos desde abajo para que nuestros derechos salgan fortalecidos.
Antes de ser vicepresidenta hacíamos intercambio con Francia Márquez en Tumaco y la verdad que no pensábamos que pudiera llegar tan lejos. Hay muchos compromisos, muchos sueños, pero tanto del gobierno que salió como del que ha entrado no se están cumpliendo. Por eso nos obligan a hacer paros, a salir a las vías, a acudir a ONG internacionales para buscar apoyo. Porque nos están matando cada día, porque vivimos en un abandono histórico por parte del Estado colombiano. Aunque hay un gobierno de cambio que habla de una paz total, nosotros no la sentimos porque está en silencio ante las muertes que ocurren cada mes. Cada mes hay asesinatos. En diciembre de 2022 murieron dos personas por una mina, en noviembre otro también; en julio hubo una masacre de tres compañeros. Se habla de una paz, existen acuerdos, existen compromisos, pero el territorio está minado y cada día lo minan más. Sigue habiendo muchas familias desplazadas que huyen y se quedan en albergues de la UNIPA. Sin embargo cuando vuelven a sus casas, los territorios han sido minados y ya no pueden caminar tranquilos en donde antes eran sitios sagrados, lugares seguros.
Para nosotros la paz está muy lejos porque hay un silencio por parte del gobierno antes todas las denuncias realizadas. Por eso tenemos que salir fuera de nuestras fronteras. Para dar a conocer nuestra situación.
La situación actual nos ha llevado a no tener confianza. Allá es todo ejército por igual. Muchas familias deciden callar y desplazarse. Lo que pedimos es que las ONG internacionales tengan su comunicación directa con los pueblos indígenas, porque el gobierno no llega. Es necesario que se visibilice y se tomen acciones concretas.