Según el Índice Global de la Brecha de Género, España tiene una brecha del 78.8%, ocupando la 17ª posición del ranking en 2022. Si bien, existen ciertos avances en materia de políticas y programas de intervención en la transversalización de género, tanto en el sector privado como público, todavía prevalecen los estereotipos de género y sus interrelaciones en el mercado laboral (procesos de segregación de género horizontal por rama de actividad y vertical por jerarquía de las ocupaciones) y en el cotidiano, principalmente aquellos elementos del cuidado que producen o contribuyen a producir valor económico.

En términos generales, ‘’emprender’’ se asocia con algo positivo: iniciar, innovar, tener el valor, ambición y decisión de montar tu propio negocio o empresa. Encaja a la perfección dentro de los ideales individualistas de la sociedad de mercado, siendo visto como un acto que genera empleo y, por tanto, es positivo para la sociedad. Sin embargo, los roles de género, entendidos como las normas y comportamientos sociales construidos en relación con la masculinidad y la feminidad, facilitan que los hombres, libres tradicionalmente de tareas como el cuidado de dependientes y/o el trabajo doméstico, fueran en la mayoría de los casos quienes inician un negocio.

En el estudio “La Agenda 2030 en los mercados municipales de Madrid desde la mirada de las mujeres emprendedoras”, en el marco del proyecto “EcosisteMAD” *, buscamos reflejar dos ámbitos: El primero, las historias personales y profesionales de mujeres emprendedoras, de la ciudad de Madrid, que dirigen sus negocios en mercados municipales, en las que se refleja la brecha de la desigualdad de género. El segundo ámbito que mostramos son los resultados de una encuesta realizada ad hoc sobre la percepción de la desigualdad de género que tiene la ciudadanía madrileña de manera general y en específico en el mercado laboral. Esta información se cotejó con los resultados de los diagnósticos con el fin de valorar si persiste el sesgo de género en el emprendimiento.

De tal manera, el emprendimiento se experimenta como una forma flexible de trabajo que viene a actuar como la posibilidad “aparente” de conciliación del trabajo remunerado, los cuidados y las tareas domésticas. Sin embargo, los resultados de este proceso de investigación nos muestran las problemáticas y dificultades que deben afrontar como mujeres empresarias en materia de acceso a financiamiento, oportunidades de subvenciones, la conciliación familiar y personal, así como el aspecto psicosocial “el sobreesfuerzo de demostrar sus capacidades en el mundo de los negocios”.

Un dato relevante y que pone en jaque la idea de que “las oportunidades son las mismas para todas personas” es que un 80% de las mujeres que participaron en nuestro diagnóstico  consideran que todavía existe desigualdad de género en la sociedad y en el mundo empresarial. Dato que fue contrastado con la encuesta de percepción que realizamos en el marco de esta investigación en Madrid Capital, las cuales el 91,4% de las personas entrevistadas afirman que es necesario aplicar medidas para lograr la igualdad de género.

Según el informe GEM (2021) en España, la tasa de emprendimiento femenino creció del 2% al 6% en los últimos 15 años, aunque sigue por debajo de la media masculina (6,8%). En este documento de GEM se refleja que las mujeres priman emprender por oportunidad laboral y no por necesidad. Para el caso de nuestra investigación podemos señalar dos puntos cruciales:

  • En primer lugar, que en pocos casos las mujeres deciden hacerse empresarias en medio de un contexto favorable, y es que por lo general se encuentran fuertemente condicionadas por unos determinantes sociales que las ‘’obligan’’ a emprender o gestionar un negocio como última alternativa a sus precarias situaciones y contextos económicos y familiares.
  • En segundo lugar, se confirma que su condición de mujeres dificulta en gran medida su desarrollo y reconocimiento como empresarias, por causas que en su mayoría ellas mismas perciben y sienten en su relación con el resto de actores que conforman la sociedad y los propios mercados municipales donde tienen sus negocios.

En cuanto a las dificultades que las mujeres emprendedoras de la capital experimentan para abrir sus propios negocios, se encuentran principalmente la ausencia y dificultad para acceder a subvenciones o ayudas económicas, seguida de la difícil conciliación con la crianza de los/las hijos/as. En menor medida, los resultados también muestran que el acceso a financiación, al mismo tiempo que los trámites burocráticos, son otras de las trabas que las microempresarias deben superar para abrir su propio negocio.

A la vista de los datos y conclusiones del estudio resulta evidente que aún queda mucho trabajo por hacer en materia de igualdad de género en el sector de las microempresas madrileñas. Consideramos que todavía quedan pasos para lograr una igualdad y equidad de géneros en las distintas esferas que convergen en las relaciones sociales. Tenemos avances en términos de participación económica, política y de reconocimiento de derechos para las mujeres, pero estos se vinculan con una tarea pendiente que es la organización del cuidado, sin una redistribución en este aspecto no se puede tener una justicia social y económica total; y, por tanto, conseguir cumplir la Agenda 2030.

 Rosalía Soley y Alejandro Seco – Unimos Internacional

Marcela Assis – Fundación Copade

*EcosisteMAD es un proyecto coordinado por la Fundación Copade y la Asociación Internacional UNIMOS, con la financiación del Ayuntamiento de Madrid. Este y otros materiales producidos en el marco del proyecto son de exclusiva responsabilidad de la Fundación Copade y de la ONG Unimos Internacional y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Ayuntamiento de Madrid. 

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