Los datos disponibles en el “libro amarillo” de los presupuestos generales del Estado para 2023, sitúan la previsión para cooperación en un 0,34%. Esto supone un aumento significativo con respecto al año anterior, pero se queda aún lejos del compromiso del 0,5% para el final de la legislatura  asumido por el Gobierno; una cifra que, de darse, nos situaría en la media en los países europeos. La tendencia a aumentar el  presupuesto destinado a cooperación que se inició en esta legislatura, no ha sido aún suficientemente ambiciosa como para responder a los enormes retos que enfrentamos y situar a España en el lugar que le corresponde.  

Análisis por partidas

El Ministerio de Asuntos Exteriores, responsable de la política de cooperación, gestiona solo en torno al 25% del total de la AOD. La ausencia del informe de la AOD impide conocer con detalle  el peso que tienen otros ministerios y, por tanto, el tipo de propuesta global del Gobierno para la cooperación.

Los presupuestos para 2023 son los que acompañarán a la nueva Ley de Cooperación. Por eso es importante garantizar una propuesta realmente transformadora.

 

 

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) -principal ejecutora e institución líder de la cooperación- ve aumentados sus fondos un 42%. Esto son unos 200 millones más, sumando un  presupuesto total  de 698 millones de euros. Una buena noticia, ya que supone el mayor incremento en más de una década, pero que deja al  presupuesto de la AECID todavía en menos del 15% del total de la AOD, insuficiente para la institución a la que le correspondería ejecutar la mayor parte del presupuesto de la Cooperación Española.

Por su parte, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, encargada de la propuesta, dirección, coordinación y ejecución de la política de cooperación, contará con un presupuesto total de 306 millones de euros. Para las labores más estratégicas de su cometido contará con 72 millones de euros.

El Fondo para la Promoción del Desarrollo (FONPRODE), asociado a esta Secretaría de Estado, tendrá una subida presupuestaria del 10% alcanzando los 219 millones de euros y podrá autorizar operaciones de crédito por importe de hasta 375 millones de euros.

El Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) tendría un aporte extraordinario alcanzando los 25 millones de euros y podría realizar operaciones por importe de hasta 57 millones de euros.

El presupuesto para la ejecución de proyectos, programas y convenios a través de ONG de Desarrollo, aumenta 20 millones rondando los 110 millones de euros en 2023. Una cantidad significativa pero que todavía está muy por debajo de la capacidad de ejecución del sector. Cabe recordar, además, que esa cifra (cerca de 90 millones) provendrá de la voluntad de la ciudadanía al marcar las casillas solidarias del IRPF y del Impuesto de Sociedades. Por tanto, el aporte suplementario vía presupuestos es aún muy reducido y lejano a las demandas y capacidades de las organizaciones.

A falta de confirmación, es probable que cerca del 20% de la AOD corresponda a fondos destinados a personas refugiadas en España. Si bien es un gasto necesario y el CAD permite contabilizarlo como AOD no todos los países lo contabilizan así. De hecho, desde las organizaciones de desarrollo consideramos que no debería contabilizarse como ayuda al desarrollo puesto que no revierte en la mejora de las condiciones de vida en terceros países, ni tampoco en evitar futuras crisis. Estos fondos deben ser adicionales y tener identidad propia.

Los presupuestos para 2023 son los que acompañarán a la nueva Ley de Cooperación. Por eso es importante garantizar una propuesta realmente transformadora. Cuando se publique el informe de la AOD en los presupuestos para 2023, podremos analizar el destino del resto de aumento hasta el 0,34% anunciado. Unos fondos que deberán estar alineados con la apuesta de la ley de cooperación por una política orientada a la erradicación de la pobreza y la desigualdad, desde un enfoque de coherencia de políticas, feminista y de derechos humanos. Si no invertimos en desarrollo y cooperación las crisis aumentarán el impacto sobre la vida de millones de personas que ya sufren situaciones extremas. El momento es ahora.

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