Las medias tintas no sirven en un planeta con múltiples y complejas crisis. Los retos que afrontamos como humanidad son enormes; responder a ellos con responsabilidad exige medidas que estén a la altura. Hemos vivido la primera pandemia del siglo XXI, sufrimos los embates de la emergencia climática, se debilitan las democracias y casi 100 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Sucesos como los ocurridos recientemente en la frontera Sur o la guerra en Ucrania y sus enormes consecuencias en todo el mundo nos recuerdan que la cooperación es más necesaria que nunca. Es urgente dar un paso al frente y liderar propuestas centradas en los derechos humanos, la justicia global, la sostenibilidad y la paz.

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El Gobierno de coalición propuso para esta legislatura recuperar la cooperación y pasar página de la “década perdida”. Aún no se ha cumplido esa promesa, así que los próximos presupuestos del Estado son una oportunidad para ello. Coincide, además, que el Congreso está tramitando la nueva Ley de Cooperación, una ley que solo será creíble y viable si cuenta con recursos de calidad suficiente y voluntad política.

Nos jugamos mucho

La transcendencia de este momento es indudable y así se lo hemos trasladado al Gobierno, a las fuerzas políticas y a la ciudadanía. Es mucho lo que está en juego en las próximas décadas, sobre todo, la vida digna de los millones de personas que participarán en la cooperación que seamos capaces de construir.

En este contexto, es más necesario que nunca el cumplimiento del compromiso de Gobierno de alcanzar el 0,5% de la RNB para Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en los presupuestos 2023, como paso intermedio para alcanzar el 07%, fijado en el proyecto de Ley. Este compromiso, que nos situaría en la media de los países de la UE-15, significaría un aumento de 3.050 millones, casi el doble, respecto al presupuesto en AOD de 2022 que alcanzó la cifra de 3.507 millones. El Gobierno tiene la responsabilidad de superar, al menos, la barrera simbólica de los 4.700 millones de euros que se destinaban hace 15 años, y con ello, pasar definitivamente la página de la década perdida de la cooperación.

 

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