La presidenta del CAD de la OCDE, Susanna Moorehead, ha presentado los resultados del examen de pares de la cooperación española, publicados a principios de año y difundidos ahora en Madrid. Este análisis es una práctica que se realiza cada cinco años entre los donantes del CAD. En esta ocasión, se ha puesto la lupa sobre el contexto actual y también se ha revisado el avance de los deberes recogidos en el último informe -realizado en 2016, annus horribilis de la Cooperación Española, cuando la AOD alcanzaba su mínimo histórico (0,12%) y la degradación del sistema de cooperación por los recortes alcanzaba su punto álgido.
Evaluadores de las cooperaciones de países miembros del CAD, en este caso, de Japón y Chequia han preparado el examen durante 2021, analizando documentación, manteniendo reuniones con responsables y distintos actores del sistema de cooperación. También realizaron una visita a Colombia, segundo país en recibir recursos de la Cooperación Española. La Coordinadora y las organizaciones especializadas en desarrollo y acción humanitaria participaron activamente en las reuniones de trabajo y aportando un informe específico de análisis.
Las recomendaciones del CAD no son vinculantes pero tienen un alto valor político, especialmente en un momento en el que el Gobierno está a punto de presentar a trámite el nuevo proyecto de ley de cooperación para el desarrollo sostenible y solidaridad global con el que pretende impulsar la reforma del sistema de cooperación.
Tareas urgentes e imprescindibles
La presidenta del CAD señaló como algo muy positivo el compromiso de España con América Latina y África en la igualdad de género, en la construcción de alianzas inclusivas y en la inversión en paz, como se pudo constatar en Colombia, una experiencia que consideró muy valiosa en este momento.
El examen afirma que la reforma del sistema de cooperación español “es crucial para que esta política cumpla con su misión de manera eficaz”. Se reconocen los esfuerzos que se han realizado en los últimos años para fortalecer el perfil de la cooperación, definir estrategias, mejorar el diálogo de políticas, incluir a actores, incrementar los recursos y el vínculo con la ciudadanía. Todo ello en un momento de inestabilidad política.
“La futura ley no puede frivolizar con este tema. Hay que decirlo con claridad: la reforma necesita de recursos y que estos sean previsibles». Alberto Casado.
Sin embargo, también señala que no se ha avanzado lo suficiente con las recomendaciones de 2016, a las que ahora se añaden otras nuevas. Todas ellas apuntan a la misma dirección del diagnóstico realizado por los diversos actores del sistema. Tareas que marcan un camino imprescindible que debe ser asumido de manera urgente.
Necesidad de recursos suficientes y previsibles
El CAD recuerda el compromiso de destinar el 0,7% de la renta a la ayuda al desarrollo y el 10% de esta ayuda a la acción humanitaria. Además, plantea la necesidad de definir una hoja de ruta con metas intermedias que se recojan en los planes directores. El informe señala que, a pesar de los últimos esfuerzos presupuestarios, no se ha conseguido cumplir con el 0,4% en 2020 y difícilmente se alcanzará el 0,5% prometido para esta legislatura cuando, en 2021, la AOD se ha situado en un 0,25%.
En la presentación de informe, Alberto Casado, vocal de la Junta de Gobierno de La Coordinadora, señaló que “La futura ley no puede frivolizar con este tema. Hay que decirlo con claridad: la reforma necesita de recursos y que estos sean previsibles. Sin ellos estaremos haciendo un ejercicio más de prestidigitación política. No son los mejores tiempos, lo sabemos, pero es labor del Gobierno explicar la trascendencia de lo que está en juego”. Según el CAD, esta falta de recursos en cantidad y calidad afecta a cuestiones clave del sistema de cooperación: el protagonismo del Ministerio y de la AECID, el establecimiento de alianzas estratégicas de largo plazo, los recursos disponibles para hacer operativos los MAPs, la atención de crisis humanitarias, la superación de problemas en relación a las condiciones de personal y la inversión en capacidades de aprendizaje y excelencia del sistema.
El CAD reconoce el valor especial de la sociedad civil, especialmente en situaciones de crisis humanitarias.
La presidenta del CAD alentó a España a dedicar más recursos de ayuda al desarrollo en un contexto en el que hay cuatro hambrunas que afectan a millones de personas. “A pesar de las dificultades fiscales, la cooperación es invertir en nuestro futuro”, afirmó. Algo que compartió la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela que, en relación a este punto afirmó que “hay que tener una cooperación a la altura de las circunstancias” y recordó que sí hay recursos y que la cooperación es una parte muy pequeña en comparación a otros usos.
En relación a la orientación política de la cooperación, el informe valora el hecho de que sea una política de Estado. También pone en valor el esfuerzo de alinear la cooperación a la Agenda 2030 al más alto nivel, el carácter central de la acción exterior y el compromiso de promover mecanismos de coherencia de políticas -presente en la Estrategia de Desarrollo Sostenible.
Instrumentos, burocracia y sociedad civil
El examen del CAD considera que es imprescindible reforzar el centro político del sistema y la coordinación interministerial e interinstitucional, especialmente en la gestión de la coherencia de políticas y en instrumentos como la cooperación financiera, técnica y multilateral. También recomienda integrar en los objetivos generales del sistema de cooperación todos los instrumentos con los mismos estándares de gestión, diligencia, riesgos, transparencia y capacidad de aprendizaje, lo que es especialmente relevante en el caso de la cooperación financiera.
Una de las cuestiones que aparecen como críticas en el informe es la necesidad de hacer que el marco legal y normativo sea más flexible, predecible y eficaz. También deberían serlo la rendición de cuentas, la tramitación de subvenciones y expedientes, algo especialmente clave en contextos de acción humanitaria. Además, se menciona la baja eficacia de la cooperación financiera y la necesidad de revisión de sus procedimientos.
La sociedad civil crea un puente entre las personas que viven en contextos de vulnerabilidad y una ciudadanía española comprometida.
En relación a la sociedad civil, el CAD es claro: reconoce su especial valor, sobre todo en contextos de fragilidad, como se ha constatado en la guerra de Ucrania. También destaca el apoyo de la ciudadanía española que es una de las que más apoya la cooperación internacional en toda Europa. Un enorme valor que, si se quiere mantener, exige un plan de educación para el desarrollo y la ciudadanía global (una de las recomendaciones pendientes desde 2016). Alberto Casado recordó que la sociedad civil crea un puente entre las personas que viven en contextos de vulnerabilidad y una ciudadanía española comprometida.
Hay que recordar que recientemente se cumplió con una de las recomendaciones del CAD de 2011: el deber de establecer un marco estratégico con las ONGD. La presidenta del CAD mostró su satisfacción por este paso que es fruto del diálogo. La firma del Marco de Relación por el ministro Albares y la presidenta de La Coordinadora, Irene Bello, ofrece una enorme oportunidad para que la Cooperación Española sea líder en el apoyo y fortalecimiento del trabajo de la sociedad civil especialmente en contextos de reducción y ataque al espacio cívico. Es un momento idóneo para cumplir con las recomendaciones del CAD realizadas el año pasado a todos los países donantes.
Mirando al futuro y al proceso de reforma, Marta Iglesias, representante de la Federación de Derechos Humanos en el Consejo de Cooperación, pidió seguir realizando un esfuerzo de diálogo: “la capacidad de diálogo y participación ha sido muy importante y supone un mayor esfuerzo, pero ayuda a enfocar mejor problemas y soluciones”.