El número de personas que necesitan asistencia y protección humanitaria no deja de crecer: 235 millones o lo que es lo mismo una de cada 33. Esta cifra supone un importante crecimiento con respecto al año anterior cuando se situaba en una de cada 45. Son las cifras más elevada en décadas.

Según datos del Programa Mundial de Alimentos y a FAO, el hambre extrema aumentará en los próximos meses. Al menos, 23 regiones sufrirán crisis alimentarias de forma directa. La pandemia, el cambio climático y los conflictos bélicos son las principales causas de esta situación. El informe de expertos sobre cambio climático (IPCC), publicado la semana pasada, demuestra que el cambio climático ha aumentado las sequías; las fuertes precipitaciones y los ciclones. Las crisis expulsan de sus hogares a casi 83 millones de personas. Una cifra sin precedentes.

La asistencia humanitaria: foco de ataques
En un contexto en el que el apoyo humanitario es crucial para la vida de millones de personas en todo el mundo, se generalizan los ataques a lugares, actuaciones y personas que garantizan, con neutralidad e independencia, el apoyo a las poblaciones que sufren las crisis. La primera víctima de estos ataques es la población civil, también lo son los actores humanitarios. En 2020, según el último informe de Aidworker Security Organization, 475 personas fueron víctimas de ataques, 108 fueron asesinadas. Los países en los que hubo un mayor número de ataques fueron Sudán del Sur, Siria y RDC. Etiopía, en concreto, la zona de Trigay sufrió un aumento del número de ataques; precisamente el lugar en el que recientemente fueron asesinados tres compañeros de Médicos sin Fronteras.

España: la urgencia de una cooperación comprometida

La ciudadanía española tiene claro que el Gobierno de España debe garantizar el apoyo humanitario ante este tipo de crisis, así lo demuestra el Eurobarómetro en el que la sociedad española aparece siempre como la más solidaria de Europa. El Gobierno tiene la oportunidad de responder a las demandas ciudadanas y demostrar qué papel quiere jugar en el mundo. La negociación de los presupuestos generales del Estado para 2022 y la reforma del sistema de cooperación son una buena oportunidad para dar un paso al frente.

Es urgente salir de la cola de Europa y apostar por una cooperación comprometida que responda a las emergencias y violencias de un mundo en crisis. En el último año, los fondos destinados a la acción humanitaria pasaron del 2% del total de la AOD al 3,8%. Esta subida es aún insuficiente puesto que queda lejos del compromiso del 10%.

Por ello, solicitamos a la UE, al Gobierno Español y a los actores humanitarios:

  • Promover los marcos internacionales que garantizan el respeto del Derecho Internacional Humanitario.
  • Garantizar que las intervenciones se definen conforme los principios humanitarios.
  • Coordinar la acción humanitaria con la garantía de derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas.
  • Asegurar que las iniciativas contemplan la unión entre la acción humanitaria y el desarrollo, la resilencia de las poblaciones y la agencia de las mujeres.
  • Garantizar el enfoque feminista y los derechos de la infancia y la adolescencia.
  • Fortalecer el rol de los actores locales; otorgar mayor protagonismo a las organizaciones de los países en los que se trabaja y a las poblaciones afectadas.

Y en concreto, al Gobierno español:

  • Ser coherente con el apoyo ciudadano a las actuaciones humanitarias. Los presupuestos generales del Estado para 2022 y la reforma del sistema de cooperación son una oportunidad para demostrarlo.Incrementar la asignación de la ayuda humanitaria al 10% de la AOD, con al menos 50% vía AECID.
  • Asegurar que otras políticas (comercio de armas, control sobre la actuación de transnacionales, políticas migratorias…) no contribuyen a la generación o empeoramiento de crisis humanitarias.
  • Reforzar el perfil institucional, las capacidades, recursos y equipo de la Oficina de Acción Humanitaria de la AECID.
  • Reequilibrar la canalización de recursos entre el sistema de Naciones Unidas y otros (Movimiento de la Cruz Roja y ONG) con los instrumentos de financiación previsibles y flexibles.
  • Promover un espacio de diálogo y de coordinación entre la acción humanitaria en el ámbito central y el descentralizado.
  • Asegurar que la acción humanitaria es coherente con los compromisos internacionales adquiridos, en particular en lo relativo al apoyo de organizaciones locales, y en materia de eficacia, transparencia y rendición de cuentas.
  • Dotar de los medios necesarios para que la sociedad conozca, se sensibilice y se involucre en los asuntos humanitarios.
  • Fortalecer el programa de protección a personas defensoras de derechos humanos y medio ambiente.

Algunas crisis humanitarias

• La salida de las tropas estadounidenses de Afganistán y la toma del poder por parte de los talibanes ha aumentado, aún más, la violencia extrema que sufre la población; especialmente las mujeres. A la violencia actual se suma la miseria, la sequía y la inseguridad alimentaria. El número de personas que necesitaban asistencia humanitaria antes de los últimos acontecimientos ascendía a 18 millones, la mitad de la población; tras la llegada al poder de los talibanes, esta cifra crecerá sustancialmente. Asistiremos a un éxodo humano.

• Un año después de la explosión en el puerto de Beirut, Líbano enfrenta una grave crisis multidimensional. Desde entonces, el país está sin un Gobierno en plenas funciones. La crisis económica que vive ha sido calificada por el Banco Mundial como “una de las peores crisis financiera del mundo en la historia moderna”. A finales de 2020 el 78% de la población vivía en condiciones de pobreza, especialmente, los hogares encabezados por mujeres. Cabe recordar que el 25% de la población es migrante y sufre condiciones especialmente preocupantes.

• La violencia, la falta de derechos y el impacto del cambio climático está generando situaciones extremas en toda Centroamérica. La ONU ha dado la voz de alerta: 10 millones de personas precisan asistencia urgente en Honduras, Guatemala y El Salvador.

• La pandemia ha afectado a la respuesta sanitaria ante otras enfermedades. Según UNICEF, 23 millones de niños y niñas no recibieron las vacunas infantiles básicas en 2020, la cifra más alta desde 2009 y 3,7 millones más que en 2019. La República Democrática del Congo sufre sucesivos brotes de sarampión desde 2018.

 

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