La maliense Aminata Traoré habla con la firmeza de quien ha vivido varias vidas en una. Activista, política, candidata a la presidencia de su país, Traoré es una de las figuras más destacadas del continente africano. Su mirada crítica con el (sub)desarrollo impuesto a África, la (neo)colonización, las actuaciones de los países occidentales y sus multinacionales, el racismo o el expolio sistémicos marcan una trayectoria reconocida internacionalmente. En su charla apostó por brechas que fuerzan rupturas en un sistema global que protege a una minoría a costa de la vida de la inmensa mayoría.
Recogemos fragmentos de su ponencia, organizados en bloques temáticos. La charla íntegra puede ser consultada aquí.
Las personas que sí son dejadas atrás
“La Agenda 2030 defiende la idea de no dejar a nadie atrás, pero está claro se deja atrás a personas trabajadoras, a quienes son jubiladas antes de lo debido o están en paro, a jóvenes que exigen mejores condiciones de vida. Se deja atrás a quienes, a causa de la miseria y de la muerte, intentan emigrar a las regiones del mundo que se han enriquecido a costa de ellas. Personas olvidadas por el crecimiento mueren por miles en el desierto, en el Mediterráneo o se pudren en Libia o en centros de detención en Europa”.
“En Europa se deja atrás a niñas y niñas, también a la clase media empobrecida. Los saltos de personas en los muros de Ceuta y Melilla en 2005 se inscriben en el mismo contexto que las revueltas que tuvieron lugar en los suburbios de Francia en aquella época”.
El pensamiento feminista occidental ha pecado muchas veces de la misma voluntad de hegemonía que caracteriza las relaciones entre hombres blancos dominantes y nuestros hombres.
“Se deja atrás a las mujeres. Como mujer africana tengo una mirada crítica sobre lo que yo considero una forma de hegemonía en la medida en la que nuestras hermanas de los países desarrollados piensan por nosotras. En ningún caso, la solidaridad entre las mujeres debe excluir la confrontación de ideas. El pensamiento feminista occidental ha pecado muchas veces de la misma voluntad de hegemonía que caracteriza las relaciones entre hombres blancos dominantes y nuestros hombres”
La salida post Covid, ¿a costa de quién?
“La salida de la crisis mundial podría realizare, de nuevo, en detrimento de los países del Sur, particularmente de África. (Existe) interés por parte de los países occidentales de garantizarnos una financiación después de la pandemia. Ahora, la deuda es una auténtica carga que está en la base de las políticas de ajuste estructural que derivan en decisiones económicas y estratégicas que no dependen de nosotros (…) la deuda se plantea como odiosa pues financia un proceso de desarrollo que empobrece y encadena a África”.
“El racismo sistémico está a la orden del día (…) Las grandes potencias vienen al asalto de un continente con tierras que se consideran sin propietario y habitadas por pueblos considerados subhumanos y explotables a su voluntad (…) Los países esclavistas y colonizadores sufren una especie de amnesia: olvidan que sus economías dependen de la riqueza del continente negro”.
¿Lucha contra el yihadismo o intervención? El papel de Francia
“La crisis que vivimos hoy, el auge del fenómeno yihadista se debe al hecho de que los programas de ajuste estructural han condenado a muchísima gente al paro, a la pobreza. Es gente desesperada a la que las cabezas pensantes del yihadismo han reclutado localmente”.
“La situación es caótica, inédita e injusta. La narrativa francesa ha consistido en justificar el retorno de la potencia colonial a su antiguo territorio para defender sus propios intereses (…) sufrimos guerras de ocupación basadas en una mentira de Estado. Esta mentira consistió en decir a la opinión pública francesa e internacional que, después del golpe de Estado en Mali, el presidente de transición demandó ayuda a Francia. Esto es totalmente falso; disponemos de documentos que demuestran que esa demanda no se produjo”.
La inseguridad se ha globalizado debido a la lógica de los ganadores que construyen un concepto de seguridad global frente a las amenazas que ellos mismos definen.
¿Qué se entiende por seguridad?
“En 2015, en el año europeo del desarrollo, Francia incidió en la igualdad entre hombres y mujeres, la universalidad de los derechos, el principio de no discriminación y la lucha contra las desigualdades. Ese mismo año, Francia estaba sumergida de pleno en la guerra antiterrorista y pedía a las personas que no fueran a Europa, que no arriesgaran su vida ni su dinero (…) La negación del derecho a la migración, de vías legales y seguras supone una alegría para los traficantes de personas a quienes responsabilizamos de la pérdida de vidas humanas, así como a sus países de origen. Es exactamente el mismo esquema que con el terrorismo: hacemos a Mali responsable, cuando en realidad se sufren las consecuencias de políticas inhumanas aplicadas desde hace décadas en nuestros países”.
“La inseguridad se ha globalizado debido a la lógica de los ganadores que construyen un concepto de seguridad global frente a las amenazas que ellos mismos definen: migrantes, el islam, los traficantes y, a veces, los adversarios políticos”
El cambio climático como elemento clave
“África solo produce el 4% de los gases de efecto invernadero y, sin embargo, está directamente afectada por las consecuencias del cambio climático (…) Si hay una región del mundo en la que se vive el cambio climático, mucho antes de la crisis de seguridad y migración que vivimos, esta es el Sahel (…) El origen de la crisis son as secuelas de las grandes sequías de los años 70 (…) Si queremos acabar con el yihadismo y la migración forzada, hay que cambiar de paradigma. La hora de ese cambio ha llegado y se debe hacer a través de una reacción defensiva de la ciudadanía mundial contra el calentamiento climático”.
Los movimientos sociales africanos (y su infantilización por Occidente). Las elecciones transparentes no son suficiente
“En materia de lucha contra el cambio climático, los pueblos son invisibles e inaudibles. La juventud planta cara a esa situación y es un soplo de aire fresco, una esperanza para la ciudadanía planetaria. ¿Qué pienso sobre las rebeliones populares en todo el mundo? Las personas aplauden y promueven los movimientos de los pueblos enfadados. Enfados legítimos en Senegal, Colombia, Argelia, Chile, Sudán del Sur…”
La juventud planta cara a esa situación y es un soplo de aire fresco, una esperanza para la ciudadanía planetaria.
“Aquí, hasta el momento, la movilización a consistido en manipular e instrumentalizar el sufrimiento de las víctimas de los programas de ajuste estructural. (…) Hemos asistido a una infantilización porque nos hace creer que con una celebración de elecciones transparentes y “democráticas” ya es suficiente para garantizar los derechos de los pueblos” (…) Las propuestas para democratizarnos nos exigen cumplir con el modelo de Estado liberal democrático que se consigue bajo el principio de apertura de los mercados, y porque aquellos a quienes vamos a votar son el personal político del que se van a valer las potencias financieras y las multinacionales para abrir nuestras economías a la competitividad”.
Propuestas para abrir brechas
“Necesitamos una sociedad civil informada, organizada y movilizada. Francia no quiere remontarse a los orígenes del debilitamiento de nuestros Estados. El eslogan de Francia son las tres D: diplomacia, defensa y desarrollo. Frente a esas tres D de Francia yo propongo: desmilitarización, descolonización y desglobalización. Ahí está la clave para nuestros pueblos”.
La amenaza que tenemos hoy es la vuelta con fuerza de Francia que quiere engañar a Europa, a la comunidad internacional y a los habitantes del Sahel. Para el conseguir el anclaje, la resistencia indispensable de los pueblos del Sahel, se requiere que el paradigma francés de tres ejes -Sahel, Europa y el mundo- integre la malienización que implica la generación por nuestra parte de ideas y de proyectos de sociedad que se ajusten a nuestras aspiraciones profundas. .
“Necesitamos “Malienizar” y “panafricanizar”; esto último porque, a pesar de nuestras debilidades, a pesar de las dificultades que hemos tenido, existía un proyecto de sociedad que era la Organización para la Unidad Africana devenida en a Unión Africana (UA). La UA como la CEDEAO son frágiles porque dependen financieramente de la UE y de la comunidad internacional. Y es esa comunidad internacional, a cada miembro, a la que interpelo para que la post COVID19 pueda corresponder con el post carbón, el post racismo sistémico y el post sexismo”.