Distópico y cruel. Resiliente y solidario. 2020 fue el año de la pandemia mundial, los confinamientos, las muertes, los miedos… Pero también fue el año en que fuimos capaces de sostenernos frente al embate de un virus que, aunque a las claras se intuía, nadie esperaba. Si algo demostró la pandemia es que la solidaridad es más necesaria que nunca, que salimos todas las personas del planeta o no sale nadie, que los cuidados colectivos y el respeto del planeta son esenciales como esenciales han sido quienes han sostenido la vida

Puedes consultar la       Memoria 2020 aquí.

El impacto de la crisis va mucho más allá de su dimensión sanitaria; sus consecuencias han sido enormes para las economías familiares, para la estabilidad de la vida. El virus y sus derivadas se han instalado en las vidas y en los cuerpos de quienes ya vivían en los márgenes y ahora viven en el más puro de los abismos. Merece especial atención la situación de las mujeres que son quienes en todo el mundo se encargan de los cuidados, de la vida.

Si algo demostraron nuestras organizaciones en un año tan complejo fue su enorme capacidad para adaptarse a las nuevas circunstancias.

2020 marcó el punto de arranque del diseño del ecosistema de cooperación. En un contexto internacional de múltiples y complejo, entendimos la reforma como una excelente oportunidad para construir una cooperación que transforme el mundo.

La esencia de La Coordinadora es el trabajo en colectivo, una apuesta que va más allá de nuestras socias y que nos une a otras plataformas nacionales e internacionales. Es hacer con otras nos trajo muchas satisfacciones y muchos “lo conseguimos juntas

(Extracto de la carta del presidente de La Coordinadora en la Memoria 2020).

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