Una delegación del CAD formada por representantes de Japón, Chequia y del centro de evaluación de la OCDE visita España en esta primera quincena de junio. Su tarea: analizar en profundidad el funcionamiento del sistema de cooperación español y el cumplimiento de las últimas recomendaciones realizadas por el propio CAD. Es lo que se denomina un examen de pares; es decir, los países de la comunidad de donantes se evalúan entre ellos y se ponen deberes para mejorar. La última evaluación que se realizó a España fue en 2016, justo después del peor año de la Cooperación Española, cuando nuestro esfuerzo de ayuda alcanzó el 0,12% después de años de recortes.

En este momento, examinan si España ha mejorado desde entonces. Para ello, se reúnen a puerta cerrada con la Administración y con diferentes actores de la cooperación. La Coordinadora ha enviado un informe sombra que hace una valoración desde el anterior examen y apunta los principales desafíos en este momento. Hemos participado en tres reuniones: una con actores del Consejo de Cooperación y dos específicas para hablar de acción humanitaria y desarrollo.

Una de los temas de diálogo ha sido la reforma del sistema de cooperación sobre la que hemos trasladado nuestra visión y nuestras cautelas. En primer lugar, los avances políticos que se observan desde 2016 –a los que ha contribuido el presidente Sánchez–, la proyección internacional y el diálogo con actores –especialmente en el Consejo de Cooperación– no han venido acompañados de una adecuada recuperación de recursos. Continuamos en un 0,24%, especialmente a causa de la cooperación bilateral que no ha crecido como debería. Esta cifra nos sitúa en la mitad de la media de la UE, por detrás de Hungría. A pesar de los reiterados compromisos del Gobierno con el 0,5%, los fondos no aumentan. En el caso de la acción humanitaria, España se sitúa en un 3,8% del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), cuando el compromiso es del 10%.

Continuamos en un 0,24%, especialmente a causa de la cooperación bilateral que no ha crecido como debería.

En cuanto a la cooperación financiera, esta debe poner el foco en la calidad y eficacia, y no tanto en la cantidad. Además, se debe garantizar su coherencia e integración en el sistema de cooperación, la participación de más actores, así como su transparencia, evaluación y una rendición de cuentas más ágil.

AECID y sociedad civil: pilares fundamentales

Es necesario garantizar el fortalecimiento de la AECID que debería ser la principal institución ejecutora; para ello, se debe reforzar, debe obtener un estatus legal adecuado y la capacidad de coordinar otros órganos ejecutores. En cuanto a las ONG de Desarrollo, deben realizarse algunas reformas que garanticen mayores recursos para canalizarlos de una manera más simple y eficiente. En todo el sistema de cooperación, es clave invertir en dignificar a profesionales y cooperantes, aliviar la burocracia y adaptar el entramado legal a la actividad específica de la cooperación internacional.

Debemos finalizar la hoja de ruta del marco de relación con la sociedad civil. La nueva Ley de cooperación deber recoger las bases para un nuevo paradigma de colaboración entre ONGD y Administración que reconozca los diversos roles, que sea más estratégico, que se base en la cooperación múltiple y que sea menos burocrático. Apostar por esta línea supone responder a las recomendaciones que el propio CAD aprobará el próximo mes de julio.

Otra de las cuestiones que hemos trasladado a la delegación del CAD ha sido la urgencia de contar con una estrategia de la Cooperación Española de apoyo a la sociedad civil y a los y las defensoras de derechos humanos en el Sur global; una cuestión que debe estar recogida en el próximo Plan Director.

En esta misma línea, hemos puesto de manifiesto la necesidad de reforzar la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía global, que debe alcanzar, al menos, el 3% del total de la AOD. De este modo se podrá garantizar el compromiso de la ciudadanía española con la solidaridad internacional, facilitar su participación en la política de cooperación y contrarrestar discursos que obstaculizan los acuerdos y avances de la comunidad internacional en esta línea.

Necesitamos una reflexión profunda sobre la dirección que queremos tomar y para ello es necesario analizar los grandes desafíos globales, nuestras capacidades.

Baches en el camino de la Agenda 2030

El compromiso con la Agenda 2030 ha servido de motor de recuperación política. En los últimos años, sin embargo, está perdiendo su sentido referencial en dos de sus propuestas más importantes que, además, potencian el resto de objetivos a largo plazo: el compromiso de no dejar a nadie atrás y la coherencia de políticas para el desarrollo sostenible.

Por otra parte, la reforma del sistema de cooperación debe partir de los activos existentes: la capacidad de estar en terreno, una estructura institucional diversa con presencia en los distintos territorios, participación de diversos actores, diálogo político en espacios formalizados (como el Consejo de Cooperación), apoyo de la ciudadanía, etc.

La reforma requerirá una fuerte voluntad política, un amplio consenso y recursos financieros para hacerla creíble – especialmente en ayuda bilateral -. En las próximas semanas veremos si los partidos apuestan por una reforma de Estado o nos quedamos en una propuesta superficial.

Definir hacia dónde vamos y qué queremos

Una de las cuestiones más importantes en este momento es definir cuáles son los objetivos del sistema de cooperación. Necesitamos una reflexión profunda sobre la dirección que queremos tomar y para ello es necesario analizar los grandes desafíos globales, nuestras capacidades y nuestro valore añadido. Es urgente construir una cooperación que tenga autonomía y profesionalidad para que sea creíble y sin ser presa de los intereses geopolíticos.

Además, hay que resolver los problemas de debilidad del centro político y fragmentación con propuestas valientes que promuevan la cooperación y superen las disputas las competencias ministeriales. Es crucial apostar por soluciones viables que promuevan y la coherencia en el sistema y su proyección en la acción exterior.

En diciembre, el CAD presentará los resultados del examen en París.

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