Cuando en Europa se replegaba a consecuencia de un confinamiento sin precedentes, en América Latina se recibía de frente y sin poder parar. La pandemia ha exacerbado y evidenciado las enormes desigualdades que vive la región. Las previsiones para el 2021 no son buenas. Según António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, la pandemia causará la mayor contracción económica en un siglo en la región. Aumentarán el desempleo, la pobreza extrema y la desigualdad, al tiempo que las mujeres y los pueblos indígenas sufrirán desproporcionadamente en una región de inequidades profundas.

El reto pasa por construir un modelo de desarrollo sostenible. Un modelo donde se incluya y se respete los territorios indígenas, las comunidades campesinas y afrodescendientes. Un modelo que luche contra el cambio climático y que apueste por una soberanía alimentaria como pieza clave para revertir los nefastos datos sobre el hambre en la región. «La pandemia ha demostrado que sin soberanía alimentaria y sin el desmantelamiento del modelo transnacional, que destruye los territorios y los medios de subsistencia violando los derechos de los pueblos, no será posible enfrentar las crisis múltiples que genera el neoliberalismo». Danilo Urrea, facilitador regional de Amigos de la Tierra en América Latina y el Caribe, desgrana en esta entrevista el presente y los retos que la región tiene por delante.

P.Según la CEPAL, a finales de 2019, el 31% de la población latinoamericana (192 millones de personas) se encontraba en situación de pobreza; 12% en situación de pobreza extrema. América Latina continúa siendo la región más desigual de mundo. El punto de partida ya era preocupante, ¿en qué situación se encuentran tras el impacto de la pandemia?

R. La pandemia ha impactado principalmente a las clases populares en América Latina. Si bien es cierto que los impactos pueden tener matices -teniendo en cuenta principalmente el signo político de los Gobiernos-, las clases populares, las/os trabajadoras/es y las mujeres han sufrido impactos dramáticos. Son las personas con menor capacidad adquisitiva quienes han muerto en mayor medida por la pandemia y quienes han perdido sus trabajos, que ya de hecho estaban en su gran mayoría en la informalidad. Las mujeres quedaron confinadas en muchos casos con sus agresores, y los trabajos del cuidado aumentaron significativamente sin que hayan mejorado las condiciones de trabajo para ellas. Existe también una tendencia marcada de los gobiernos de la derecha en la región para favorecer a los bancos y al sistema financiero, en detrimento de los derechos de los pueblos y sus posibilidades de recuperación económica en particular, y de recuperación justa en general.

P. El hambre aumentó en América Latina en 2019 por quinto año consecutivo y afectó a 47,7 millones de personas, el 7,4 % de la población, según un informe de la FAO y otras agencias de la ONU. En un contexto como el actual en el que estas cifras han emporado, ¿cómo puede contribuir la soberanía alimentaria en revertir estos datos?

R. En las condiciones actuales y como condición necesaria para una recuperación justa la soberanía alimentaria es fundamental. Puede contribuir como proceso de articulación popular para hacer frente al control transnacional de la alimentación y al modelo de desarrollo que es justamente el que ha llevado a la crisis global de la salud como consecuencia de la deforestación, el modelo minero energético y agroinsdutrial y la producción masiva de carne en condiciones insalubres.

Son las personas con menor capacidad adquisitiva quienes han muerto en mayor medida por la pandemia y quienes han perdido sus trabajos, que ya de hecho estaban en su gran mayoría en la informalidad. Las mujeres quedaron confinadas en muchos casos con sus agresores, y los trabajos del cuidado aumentaron significativamente sin que hayan mejorado las condiciones de trabajo para ellas

La soberanía alimentaria conlleva además relación directa con la agroecología, cuyos principios aportan a la construcción de la justicia de género y el desmantelamiento del patriarcado. La pandemia ha demostrado que sin soberanía alimentaria y sin el desmantelamiento del modelo transnacional, que destruye los territorios y los medios de subsistencia violando los derechos de los pueblos, no será posible enfrentar las crisis múltiples que genera el neoliberalismo. Sin soberanía alimentaria no hay tampoco posibilidad de mantener condiciones de salud para enfrentar las consecuencias de dichas crisis.

P. Antes de la pandemia, algunos países vivían un importante descontento social debido a la creciente falta de oportunidades, la desigualdad, la corrupción, etc. Algunas de estas situaciones de han agudizado en este tiempo. ¿Están siendo capaces los gobiernos de responder a los enormes retos de la ciudadanía?

En primer lugar es importante señalar que las respuestas de los Gobiernos tienen diferencia dependiendo de su signo político. Los Gobiernos de derecha y de ultra derecha -como los de Brasil, Colombia, Honduras, etcétera- han demostrado con creces su insuficiencia y total falta de voluntad política para responder a los retos y necesidades básicas de la ciudadanía. De hecho la pandemia sirvió como herramienta para imponer estados de excepción favorables a reprimir los procesos de levantamiento popular que estaban en curso, pero sin entregar beneficios a los ciudadanos. No se generaron rentas básicas, alivios en términos económicos, derecho a la salud, ni ningún aspecto que debieran cumplir como garantes de supuestos Estados sociales de derecho que gobiernan. Los beneficios han sido para los bancos, el sistema financiero, las transnacionales y todo el entramado de instancias que configuran la arquitectura de la impunidad.

La pandemia sirvió como herramienta para imponer estados de excepción favorables a reprimir los procesos de levantamiento popular que estaban en curso, pero sin entregar beneficios a los ciudadanos

P. Se acaban de cumplir cinco años del Acuerdo de París, y sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. El impacto del cambio climático en América Latina es cada vez mayor: sequías, huracanes, inundaciones. Causas que provocan que cada vez sean más las personas que se ven obligadas a migrar por motivos climáticos. ¿Cómo se presenta el futuro postpandémico en este sentido?

R. La crisis climática y sus consecuencias se intensificarán en la región. Los recientes hechos en Centroamérica y el Caribe dan cuenta de esta situación. El futuro se presenta con mayores dificultades para los pueblos que enfrentan la crisis climática, puesto que el aumento de la pobreza económica, la pobreza en general y el empeoramiento de las condiciones ambientales, como consecuencia del modelo de desarrollo minero energético y agroindustrial, no permite la recuperación. Además, conlleva a mayores catástrofes, deforestación, pérdida de vidas.

P. Según un informe de Global Witness, 212 defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados en 2019, y América Latina sigue siendo una de las regiones más peligrosa para los defensores del medio ambiente. ¿Qué papel juegan en esta situación las empresas transnacionales y los gobiernos nacionales e internacionales?

R. La arquitectura de la impunidad que han construido las empresas transancionales con la complicidad de los gobiernos de derecha en la región les permite actuar violando los derechos de los pueblos. Estos derechos están asociados a sus garantías de salud, educación, al agua, a la alimentación, entre muchos otros conquistados históricamente. En las violaciones a estos derechos las transnacionales juegan un papel central y también así los Gobiernos que permiten que dichas violaciones tengan lugar en los territorios nacionales.

La arquitectura de la impunidad que han construido las empresas transancionales con la complicidad de los Gobiernos de derecha en la región les permite actuar violando los derechos de los pueblos.

La destrucción de territorios y el desmantelamiento de los derechos conquistados por los pueblos se convierten en causas estructurales de la violencia y criminalización a la que se somete a los pueblos desde estos actores. Para enfrentar esta nefasta situación es completamente necesaria la adopción de un Tratado Vinculante para Empresas Transnacionales y Derechos Humanos, en debate actualmente en Naciones Unidas en Ginebra.

P. Precisamente, ña pandemia se ha aprovechado en muchos casos para que empresas que explotan los recursos naturales entren en territorios indígenas con mayor facilidad. ¿En qué situación se encuentran los pueblos originarios en este momento?

Los pueblos originarios han sufrido graves consecuencias como producto de la pandemia. No solamente las pueblos indígenas, también las comunidades negras y campesinas. Si se analizan casos como el colombiano, el hondureño o el brasilero se hace evidente que el exterminio contra los pueblos indígenas se agudiza con la pandemia y que el avance del modelo de desarrollo minero energético y agroindustrial no se detiene ni aún cuando los pueblos debieran tener protección especial por parte de gobiernos que al contrario aprovechan esta crisis para ocupar territorios a través de la acción de las transnacionales.

P. Como persona que trabaja por la defensa de los derechos humanos y por la protección de la tierra, ¿qué le pide a 2021?

R. Es necesario continuar aunando esfuerzos para expresar y concretar la solidaridad internacionalista que nos permita enfrentar las pandemias del neoliberalismo -los asesinatos, la destrucción territorial, la violación de derechos de los pueblos, entre muchas otras.  Por lo que al 2021 le pido la posibilidad de continuar trabajando por la construcción y defensa de la democracia con condiciones que no nos cuesten la existencia a nosotros/as ni a ninguno de los pueblos en lucha por la dignificación de la vida.

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