La negociación de los presupuestos generales del Estado para 2021 debe suponer un cambio en materia de cooperación. Tras una década perdida, el compromiso de España con la cooperación se encuentra a la cola de Europa. Esta situación es especialmente anómala en un contexto como el actual en el que la pandemia ha demostrado la urgencia de políticas que garanticen los derechos humanos, promuevan vidas dignas y protejan los entornos de las poblaciones.

Algunos datos sobre las consecuencias de la pandemia:

  • Naciones Unidas lo ha advertido: nos enfrentamos al primer retroceso del índice global de desarrollo en 30 años.
  • Según datos de Oxfam Intermón, más de 500 millones de personas podrían sufrir pobreza a consecuencia de la COVID-19.
  • El impacto en niñas también es muy preocupante: antes de la pandemia ya había 130 millones de niñas fuera de la escuela y se estima que este año, 11 millones están en riesgo de no volver al colegio.
  • Según el informe «El coste humano de los desastres 2000-2019» de Naciones Unidas, en los últimos 20 años, el número de grandes inundaciones se ha duplicado, aumentando sequías, incendios forestales y eventos de temperaturas extremas.

El Gobierno de coalición debe hacer realidad su compromiso realizado en el pacto de gobierno para alcanzar al final de la legislatura el 0,5% de la Renta Nacional Bruta a cooperación. Y debe hacerlo no solo por cumplir su palabra, sino también porque la realidad mundial que vivimos así lo exige.

Invertir en cooperación es hacerlo en las necesidades de hoy y las soluciones del mañana; es proyectar nuestro país a nivel internacional como socio solvente y confiable en la respuesta a problemas globales; es conectar con el sentir mayoritario de la sociedad y hacer de la solidaridad internacional un elemento de cohesión y un antídoto a las amenazas globales.

Algunos datos sobre la política de cooperación

  • En 2019 España gestionó la mitad de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que en 2008.
  • El presupuesto de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) se ha visto reducido 2/3 desde 2011.
  • La ayuda humanitaria es seis veces menor actualmente que en 2008.

Con un 0,19% destinado a cooperación España continúa estancada en la cola de Europa. Esta realidad compromete la capacidad del país para actuar globalmente y liderar procesos que promueven los derechos humanos, la agenda feminista, la lucha contra la emergencia ambiental y la propia concreción de la Agenda 2030. Si antes de la COVID la cooperación debía ser reformada y reforzada, ahora es todavía más urgente

Mayor calidad y cantidad
La necesaria apuesta por la cooperación debe pasar necesariamente por mayor calidad y mayor cantidad.
En relación a la calidad, es urgente que se fomenten programas e instrumentos que tienen una mayor incidencia en la reducción de la pobreza. En un contexto con múltiples crisis es necesario aumentar la ayuda humanitaria que actualmente supone tan solo un 2% de la AOD frente al 10% que recomienda el CAD. Se debe apostar por la ayuda genuina, es decir aquella que realmente contribuye a la reducción de la pobreza y la desigualdad, así como el multilateralismo –España es la única de las 20 economías más importantes que entre 2008 y 2018 ha reducido sus aportaciones totales a la mitad. Por último, potenciar la participación de los actores sociales es un elemento clave para garantizar resultados adecuados (en relación a las ONG debemos recordar que actualmente gestionan recursos en convocatorias de la AECID tres veces menores que en 2008).
En relación a la cantidad. Cumplir el compromiso de alcanzar el 0,5% exige iniciar un camino firme hacia una meta que nos situará en la normalidad de la media de los países europeos (EU-15). Esto supone conducir a la AOD hasta 3.500 millones de euros, es decir, aumentar el presupuesto actual en 900 millones.

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