«2019, el planeta ardía: Australia, Rusia, la Amazonía. Mientras tanto, se continuaba echando leña al fuego imparable de un sistema depredador que acaba con la vida. El mundo ardía y millones de jóvenes se hartaron, ocuparon las calles y arroparon a la madre Tierra. La gente chilena volvió a las alamedas y ya no quiso volver a la normalidad porque la normalidad era el problema. En Irán se ocuparon las calles por meses
y meses; y Centroamérica caminó y caminó hacia el Norte en busca de un futuro negado por siglos y siglos. Y así, en todo el mundo la ciudadanía fue poniendo espejos en los que vimos nuestras profundas miserias. Estaba claro que continuar así ya no era posible.

Y entonces llegó un golpe que resquebrajó un sistema plagado de grietas. Cuando se edita esta memoria (mayo de 2020) vivimos un momento histórico. Una pandemia mundial ha hecho tambalear un sistema que nunca fue firme o, más bien lo fue para unos pocos a costa de unos
muchos -unas muchas, principalmente. El futuro inmediato está lleno de incertezas; pero en medio de tanto interrogante hay algo muy claro: de
este abismo solo saldremos en colectivo, poniendo la vida en el centro, los derechos humanos como eje de acción y la protección del planeta como abrigo que todo lo envuelve».

Así comienza nuestra Memoria 2019: si algo tenemos claro en estos momentos inciertos es que caminar la senda global que se nos pone por delante solo será posible si lo hacemos de manera colectiva, defendiendo los derechos humanos y protegiendo el planeta.

 

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