Marruecos acogió en noviembre la Cumbre sobre el Clima. Un encuentro en el que los países debían cómo llevar a la práctica el Acuerdo de París, que entró en vigor el pasado 4 de noviembre. La intención de este encuentro fue traducir en políticas firmes y urgentes los compromisos asumidos para garantizar la seguridad climática. Los resultados, sin embargo, no fueron muy alentadores.
Graves consecuencias de no actuar
El tiempo pasa y las consecuencias de no tomar medidas frente al cambio climático pueden ser irreversibles para todo el planeta. 720 millones de personas podrían ser sufrir pobreza extrema en los próximos años si no se actúa con urgencia. Millones de personas se están viendo obligadas a abandonar sus hogares. Según datos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, en 2050, los refugiados climáticos podrían ascender a 150 millones de personas.
En el análisis que realizamos sobre la Agenda 2030 -en el seno de Futuro en Común- llamábamos a la urgencia de poner en marcha planes reales que lleven a la práctica los compromisos adquiridos. Ya no hay tiempo que perder. Esos planes y políticas reales deben comenzar a aplicarse.
Cómo está actuando España
Las emisiones españolas han aumentado como consecuencia del uso del carbón mientras se ha frenado el avance de las renovables. El gobierno incumple el Protocolo de Kyoto y demuestra su falta de compromiso alejándose de la tendencia Europea. España es el tercer país europeo que más ha aumentado los gases de efecto invernadero de 1990 a 2014. Las consecuencias se hacen notar en las grandes ciudades, donde la contaminación alcanza niveles insalubres, y en los cauces de los ríos y acuíferos: la Península Ibérica ha perdido el 20% de su agua desde los años 70.
El nuevo gobierno deberá tramitar una ley de transición energética y cambio climático que haga frente a tales retos y lleve a la práctica los compromisos asumidos internacionalmente.
No a un verano perpetuo
La Alianza por el Clima, de la que formamos parte, llama a activación de políticas climáticas que pongan freno al cambio climático y protejan el planeta que habitamos. No hacer de manera inmediata puede suponer graves consecuencias.
El pasado fin de semana lo recordamos en el centro de Madrid, una de las ciudades más contaminadas de la península: “No queremos un verano perpetuo”.