* Artículo publicado originariamente en el blog (des)igualdad de eldiario.es,  por Marco Gordillo.

Se está hablando poco de desarrollo internacional en esta campaña, como si la imagen que queremos proyectar como país fuera independiente al debate sobre el modelo de sociedad que queremos construir.

Tras siete meses de escucha de declaraciones por parte de los candidatos electorales, tan solo 33 veces se ha hablado de desarrollo, en comparación con las 120 declaraciones sobre política sanitaria.

Por lo tanto, para conocer las propuestas electorales concretas no nos queda más remedio que recurrir y analizar los programas electorales. A ello nos hemos dedicado en esta segunda fase de Poletika.org, a punto de concluir.

La primera cuestión en la que nos hemos querido fijar es en qué medida los partidos valoran la cooperación como una herramienta relevante en su acción exterior, capaz de transformar y democratizar el mundo en que vivimos. Más aún tras la aprobación de la Agenda 2030, el reciente acuerdo global al que han llegado 193 países, incluida España, para erradicar la pobreza, las desigualdades y el desarrollo sostenible.

Todos los programas incorporan un compromiso con el cumplimiento de estos Objetivos con distinto grado de énfasis y concreción, exceptuando el PP, que no los menciona en ningún momento, a pesar de haber sido aprobados durante su gobierno. Queda en todo caso por ver cómo esta nueva Agenda 2030 se aplica en otras políticas económicas, sociales y ambientales, más allá de las políticas de cooperación internacional.

  El 0,7 vuelve a estar en el debate. Todos los partidos menos el PP se comprometen a alcanzarlo, pero es Podemos quién define el compromiso de forma más clara al establecer la meta intermedia del 0,4% en una legislatura y el 0,7% en dos. El PSOE opta por aspirar a que España alcance, en el medio plazo, la media de la Unión Europea -en la actualidad se sitúa en el 0,42%- y UP-IU, UPyD y Ciudadanos hablan del 0,7% pero sin definir un horizonte temporal concreto. Ciudadanos, además, hace depender su cumplimiento de la situación económica.

 Menos concreción en cifras y porcentajes encontramos en lo que se refiere a la Acción Humanitaria (AH) o la defensa de los derechos de las mujeres en el mundo. Sólo PSOE y Podemos hacen alguna referencia. El primero manifestando que aumentará la AH y el segundo comprometiéndose a dedicar el 15% de la Ayuda Oficial al Desarrollo a equidad de género. Los compromisos porcentuales son importantes, ya que muestran donde se sitúa la prioridad política.

  El futuro de la Agencia que gestiona esta política, la AECID, se aborda en varios programas. UP-IU apuesta por su fortalecimiento, el PSOE por su reforma a través del refuerzo de capacidades y Ciudadanos  propone aumentar su transparencia en la gestión de fondos. El planteamiento más rompedor viene de la mano de Podemos, a través de la creación de un Ministerio de Igualdad y Solidaridad, como medida para aumentar el peso de esta política en el conjunto de la acción de gobierno.

  La coherencia de políticas, que busca la alineación de otras políticas con los objetivos de desarrollo, es la gran ausente. Aquí el compromiso de los partidos es muy desigual. Podemos, UP-IU y PSOE pondrán en marcha una Tasa a las Transacciones Financieras, aunque sólo este último especifica que destinará parte de los fondos a luchar contra la pobreza fuera de España. Internacionalmente, la propuesta más ambiciosa viene de Podemos, quien aboga por la creación de un Organismo Fiscal Internacional con mayor presencia de los países en desarrollo, mientras PSOE y UP-IU hablan de luchar contra los paraísos fiscales.

La relación entre Derechos Humanos y empresas es otra cuestión abordada en los programas electorales. En tiempos del TTIP, sólo UP-IU se compromete explícitamente con el establecimiento de un marco legal internacional con potestad sancionadora y de reparación, para que las empresas respondan de sus actuaciones en todos los países. Mientras, UPyD, Ciudadanos y PP se centran únicamente en el impulso de la Responsabilidad Social Corporativa o de los Principios Rectores de Naciones Unidas.

El papel de las organizaciones de la sociedad civil como actores de desarrollo es otra ausencia preocupante. Son pocos los partidos que hacen una mención específica o se comprometen a abrir canales de participación. A pesar de ello, seguiremos vigilantes de cómo cumplen sus  promesas electorales.

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